El Jardín De Caridad Y Carmen (I)
Por : Dr. Martin Luis López
Dr. en Ciencias Geográficas, Biogeográfo y Especialista en protección y conservación de Paisajes.
Otro de los lugares de mayor interés en Viñales es el jardÃn conocido primero popularmente como el jardÃn de Caridad, y hoy dÃa con el nombre de ambas hermanas: Caridad y Carmen. Su origen es curioso: una idea familiar, fruto del amor de miembros de la familia por la naturaleza en general, en particular las plantas. Todo empezó a principios del pasado siglo, cuando un matrimonio compuesto por descendientes de africanos y chinos, tÃpico reflejo de una de las diferentes raÃces de nuestra población, comenzó a plantar árboles, traÃdos de lugares cercanos unos, de las montañas otros, además de plantas ornamentales provenientes de jardines que ya no existen o de los bosques que antaño cubrÃan mayor área o de los propios mogotes. Poco a poco se trasmitió el amor y pasión por la naturaleza a sus actuales descendientes.
Hoy dÃa causa admiración ver esta obra, creada con pocos recursos, pero con la constancia del trabajo cotidiano durante largos años. Este fue el inicio del actual jardÃn, que hoy dÃa continúa creciendo lentamente. Sus propietarias, Caridad y Carmen, hoy dos ancianas octogenarias y queridas por la comunidad, guardan un pedazo de historia no sólo del jardÃn, sino del propio Viñales y del modo de vida de aquellos tiempos. El ritmo de vida de este lugar es semejante a como vivÃa una familia a mediados del pasado siglo.
Está situado a la salida de Viñales, en dirección a la comunidad de San Vicente y al hotel del mismo nombre. Es fácil llegar al mismo. Se toma la calle principal, se pasa junto al parque y la iglesia católica y tres cuadras más abajo, al llegar a la estación de expendio de combustible conocido en Cuba como Cupet, la calle se divide en dos. Se toma a la izquierda, donde es habitual hallar muchas personas en espera de tomar un vehÃculo.
El jardÃn se reconoce por la presencia de elevados árboles. A pocos metros se llega a una puerta rústica de dos hojas donde cuelgan frutas de estación, muestra de lo que se halla dentro. Es común observar visitantes de cualquier edad en el interior.
Lo más frecuente es que el jardÃn se visite a cualquier hora del dÃa, aunque también puede hacerse de noche. En ambos casos el recorrido es fascinante, aunque la experiencia es diferente.
Si se visita durante el dÃa es común observar en la puerta, junto a las frutas que cuelgan en ella, pequeñas e inofensivas lagartijas de color verde o carmelita, (Anolis fulcatus y A. sagraei, entre otras), alimentándose de las mismas. Al pasar al interior se llega a la casa siguiendo una entrada bordeada por pequeñas Sellaginella sp., llamativas plantas emparentadas con los helechos y cuyo color puede ser verde o azul según el ángulo desde el cual se observen.
Algunos amigos o familiares sirven de guÃa durante el recorrido. Dando la bienvenida se alzan dos añosos cedros (Cedrela odorata) de más de 20 metros de alto y cubiertos de bellos representantes de la familia Araceae (Scindapsus aureus), de grandes y pequeñas hojas brillantes, de color verde y blanco, conocidas comúnmente en Cuba como malangas de jardÃn. Junto a uno de estos cedros se halla una magnolia (Magnolia grandiflora), especie que fue introducida desde el sur de los EE.UU. para la decoración de los jardines del hotel San Vicente, próximo a Viñales, en cuyo lugar aún quedan algunos ejemplares. Sus flores son grandes, blancas, llamativas y olorosas, en especial de noche. Hoy dÃa sólo pocos de estos ejemplares se localizan en Viñales, siendo su distribución muy escasa en Cuba. En las altas montañas del centro y el oriente del paÃs hay una especie endémica de esta familia, (Magnolia cubensis), pero de flores más pequeñas.
La vegetación casi cubre la casa, toda ella curiosamente decorada y cuyo techo de tejas está franqueado por árboles de tamarindos, naranjos, mandarinas y arbustos y trepadoras de llamativas flores, las que van desde el violeta y rojo de las bugainvilleas (Bougainvillea spectabilis y B. glabra), hasta el azul de las petreas (Petrea humilis), el amarillo de las alamandas (Alamanda cathartica y A. neriifolia), el rojo o blanco de los marpacÃficos (Hibiscus rosasinensis), y el rosado o blanco de los franchipanis (Plumeria sp. diversas), todo lo cual crece en aparente desorden. Por algo también se le conoce, según la célebre escritora Dora Alonso, como “el jardÃn locoâ€.
También se hallan a la entrada y distribuidos por todo el jardÃn algunos helechos de interés, principalmente por su belleza o sus propiedades. Entre los primeros se hallan representantes del género Cyathea, conocidos como helechos arborescentes. Sobre los árboles pueden observarse dos representantes del género Polypodium: Polypodium aureum y P. polypodioides. Ambos se utilizan, según la tradición local, para combatir enfermedades hepáticas. En lo que respecta al segundo, es común verlo sobre los árboles, principalmente en el verano, mustio y aparentemente muerto; al ponerlo en una vasija con agua o después de un aguacero, recobra su lozanÃa en pocos minutos, cambiando totalmente la fisionomÃa del bosque en el jardÃn.
Próxima a la puerta de entrada se halla una de las plantas más importantes de Cuba y conocida en todo el mundo. Es la única de nuestras plantas declaradas desde 1980 Monumento Natural Nacional. Pertenece a una familia con muy pocas especies representadas en el planeta, cada una de las cuales es una rareza a nivel mundial. Esta especie convivió con los Dinosaurios, grandes reptiles jurásicos ya desaparecidos, llegando hasta nosotros a pesar de los grandes cataclismos del área del Caribe. Parece una palma y no lo es. Se reproduce por conos. Su nombre es Microcycas calocoma, conocida popularmente como Palma Corcho. El mismo nombre no refleja su apariencia verdadera, pues ni es pequeña (micro) ni es una Cycas y mucho menos una palma. Toda una curiosidad.
Todo lo descrito pertenece al área delantera, donde se hallan la mayor parte de las plantas ornamentales, las que pueden estar plantadas en pequeños canteros, en el suelo o en macetas que cuelgan en las paredes de la vivienda. El colorido proviene de las flores y las hojas multicolores de los crotos (Codiaeum variegatum), los mantos (Plectranthus scutellarioides) y las madamas chinas de varios colores (Impatiens wallerana), entre otras muchas plantas.
También es el área del jardÃn donde en los árboles se han colocado numerosos adornos, principalmente juguetes. Además, las plantas más olorosas están cerca de la entrada, atrayendo la atención de los transeúntes, lo cual se acentúa en el atardecer y las primeras horas de la noche. Una vez adentro y visitada esta primera parte, la tentación de pasar al interior y adentrarse en el bosque es irresistible. El resto del jardÃn será descrito en el próximo artÃculo, en el cual conocerá algunas de las especies de orquÃdeas que pueblan el este lugar y los diferentes árboles de este curioso paraje. Le invitamos a visitar el jardÃn. No se arrepentirá.
Dr. Martin Luis es un colaborador de contenido y blogger sobre los hoteles de cuba & vacaciones en cuba para http://www.umbrellatravel.com.
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