esencias florales, son los que involucran niños. Los terapeutas señalan que cuando se eligen las esencias apropiadas los niños responden en forma positiva y extraordinaria generalmente en un periodo mucho más corto que los adultos. Los mismos niños muestran un enorme entusiasmo por estas pociones mágicas a menudo recordándoles a los padres la hora en que deben tomarlas.
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 Tal vez las esencias trabajan con tal eficacia en los niños debido a que ellos están más abiertos y receptivos a influencias sutiles. Los remedios florales de orquÃdeas cubanas pueden llegar a aliviar muchos sÃntomas fÃsicos pero su mayor énfasis radica en los estados más sutiles del ser humano referidos a menudo como el alma humana. El Dr. Bach requirió un reconocimiento fundamental en todo el trabajo curativo esto es que cada ser humano, «…tiene un Alma que es su verdadero Yo».
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 Un entendimiento de la importancia del alma parece especialmente significativo en el trabajo terapéutico con niños. Mientras los mismos pueden parecer pequeños, en cuanto a estaturas fÃsicas y sólo capaces de dominar gradualmente las fuerzas de sus cuerpos, podemos con seguridad imaginar todo un maravilloso y sublime universo rodeando a cada niño. No hay duda entonces de que la orquÃdea puede ser la base de tan maravillosa medicación para los niños (y el niño que todos nosotros llevamos dentro). La flor d e la orquÃdea es la parte de la planta que parece estar esforzándose amparada por el cielo hacia el sol, adornada por un ropaje celestial de forma color y fragancia. La delicadeza y pureza de las plantas florecientes sugiere que la misma Naturaleza está dotada de alma. Ella está allà para proveer una especie de manto o «alma madre» para nuestro desarrollo interior y desenvolvimiento. La Naturaleza es más que la mera conglomeración fÃsica de formas y procesos. Su «matriz» es una fuente de vida esencial para la alimentación del alma, asà como también del cuerpo fÃsico.
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 Los niños tienen una necesidad especial de estas fuerzas maternas de la Naturaleza, la cual protege nutre y guÃa el desarrollo de su yo interior En nuestra cultura tecnológica moderna muchos niños reciben un shock cuando penetran en un ambiente donde las cualidades de la Naturaleza son crecientemente alteradas. Hay muchas formas de ayudar a los niños para el desarrollo armónico de sus fuerzas internas en el mundo fÃsico. Una de las más suaves y adecuadas es una terapia natural basada en las esencias florales d e orquÃdeas cubanas.
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Usando las esencias Florales de orquÃdeas cubanas con niños
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 Las esencias florales de orquÃdeas cubanas deberÃan ser vistas en el contexto de una aproximación total al cuidado del niño que incluye un ambiente de apoyo y amor en el hogar y la escuela, nutrición sana, y atención médica calificada. Terapeutas profesionales especializados en niños utilizan los remedios florales de orquÃdea, y su reputación de suavidad y seguridad los ha hecho una parte indispensable del botiquÃn del hogar.
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 Las esencias florales son presentadas en frascos de concentrados. Dos a cuatro gotas del concentrado pueden ser mezcladas en un cuentagotas de vidrio de 30 ml. con agua mineral. Generalmente se toman internamente, aunque especialmente en los niños, dada su receptividad, pueden aplicarse directamente a la piel, o ser mezcladas con cremas o bálsamos. Mezclar 10 a 15 gotas del concentrado en el baño tibio es una excelente forma de usar los remedios, especialmente cuando el niño precisa ser calmado o alentado. Las esencias trabajan con mayor efectividad cuando se toman a intervalos rÃtmicos, al menos = hora antes de comer. El ritmo standard es de cuatro tomas diarias, siendo las dos veces más importantes a la mañana temprano y justo antes de dormir. En situaciones de emergencia, la frecuencia puede ser incrementada incluso hasta una toma cada media hora. La cantidad ingerida normalmente por aplicación es de cuatro gotas del preparado, aunque muchos terapeutas manifiestan que dos gotas son suficientes para los niños.
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 Los adultos deberÃan ser conscientes de las cuestiones del alma que las esencias representan, pero esto no es válido para los niños. No es necesario, e incluso puede ser dañino, «explicar» las esencias en términos psicológicos. Los más pequeños se sienten cautivados por la idea de tomar gotas de las «flores que hacen aparecer las hadas». En realidad, creemos que los remedios florales d e orquÃdeas son mensajes maravillosos del mundo elemental, un tipo especial de «cuento de hadas» en forma lÃquida (en el sentido poético). Las esencias florales pueden convertirse fácilmente en parte del ritual del cuento para dormir, o al despertar, acompañadas de una vela encendida, o cantando una simple canción a la Naturaleza. Mientras el niño va creciendo, los padres o los terapeutas pueden querer potenciar la acción de las flores con historias que desarrollen artÃsticamente los temas claves indicados por los remedios, tales como el coraje, sinceridad, o aceptación social.
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 Decidir qué remedios utilizar con el niño es relativamente sencillo para las situaciones de emergencia o más externas, aunque se requiere una sensibilidad mayor cuando se trata de aproximarse a niveles más internos del alma del niño. Puesto que las esencias no son drogas medicinales, no actúan abrumando la conciencia. En cambio, presentan una impresión etérica, un tipo de cuadro arquetÃpico para la vida interna del niño, el cual actúa como catalizador. En la medida que el remedio realmente responda a la necesidad interior del niño, podrá realizar su efecto hacia afuera. En este aspecto, las flores son el opuesto de las formas de modificación de comportamiento externas o contemporáneas. Las esencias florales presentan una posibilidad sin precedentes de efectuar una terapia segura, no intrusiva, pero también requieren de un mayor nivel de compasiva perspicacia por parte del que selecciona los remedios.
 Es vital para el padre o el terapeuta lograr una plena conciencia de los momentos del desarrollo que el niño está enfrentando. Al igual que las plantas, la vida humana contiene algo oculto y misterioso, que solamente puede ser desarrollado a tiempo mediante cariño y nutrición adecuados. Aunque muchos terapeutas y cientÃficos han contribuido a nuestro entendimiento de las necesidades especiales del desarrollo del niño, tal vez el Dr. Rudolf Steiner, fundador de las Escuelas Waldorf, nos dé la visión más profunda y viva del proceso de encarnación del niño. Steiner comprendió que la vida humana progresa en ritmos de siete años siendo los más cruciales y sublimes los primeros siete años. Liberado del envoltorio protector que significa el cuerpo de la madre, el pequeño precisa un ambiente de nutritivo calor y armonÃa. A través del ejemplo y la imitación, el niño aprende literalmente a desplegar su cuerpo fÃsico en la postura vertical, asà como también las fuerzas del discurso, hacia un reconocimiento de su propia individualidad o «Yo». Con el cambio de dientes, el niño entra en un nuevo periodo de siete años que le suministra posibilidades de aprender a través de fuerzas espirituales tales como la veneración por los demás, y la reverencia por los secretos y bellezas de la Naturaleza. Los años medios de la niñez requieren de un medio dotado de actividades artÃsticas y oportunidades sociales, fomentando una vida profunda y rica en sentimientos. Sólo después de haber desarrollado las fuerzas de resolución del cuerpo fÃsico, y las fuerzas sentimentales del corazón, el niño podrá encontrar de una manera saludable las facultades de pensamiento abstracto y juicio, independiente del tercer perÃodo de siete años, correspondiente a la adolescencia.
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Los «chacras» y su armonización con esencias