Emily Weigold
Busco las llaves en su bolso, estaba tan cansada, al fin encontró lo que buscaba después de haber buscado tanto, las saco y resbalaron de sus manos, se agacho y las recogió del suelo, abrió la puerta y el olor único de su hogar llego hasta sus senos nasales, entro y encontró todo igual a como lo había dejado luego de salir apurada de su casa para llegar a la escuela, dejo el bolso y junto a él las llaves sobre la mesa y se dirigió a la cocina, de pronto su madre se acordaría de ella y le habría dejado un delicioso almuerzo, no encontró nada, recordó que su madre le había dicho que no tendría tiempo para hacerle nada y que pidiera un domicilio, prefiero servirse una avena y quedarse con el dinero.
Fue hasta la sala de televisión y se recostó rápidamente sobre el sofá.
-Hay Dios, que día- dijo para sí misma
Prendió el televisor y comenzó a pasar rápido haber si encontraba algo, ninguna mierda para ver, dejo CNN y las noticias siempre eran iguales, problemas en las fronteras, países peleando, destrucciones por el hombre, o como la naturaleza reclamaba a los hombres lo ignorantes que habían sido y lo peor como padres habían abandonado a sus hijos cuando eran pequeños; como odiaba ese tipo de historias en especial porque su padre había hecho eso con ella.
Apago el televisor, ya había terminado la avena y fue hasta la cocina, no tenía ganas de lavar, lo dejo ahí y fue por el dinero que su madre le había dado y decidió salir.
No tenía rumbo fijo pero era mejor que estar en su casa viendo como pasaba el tiempo, caminaba por la calle, sus pasos eran rápidos pero cortos, paso cerca a una casa y logro escuchar como una pareja peleaba fuertemente, ¿Por qué pelearían? Miro hacia una ventana del segundo piso y escucho un portazo.
Siguió caminando y se encontró con una casa abandonada, ella conocía esa casa, allí había vivido su mejor amiga de la infancia juntas habían construido una casita del árbol y habían vivido mucho allí, hasta el día en que trasladaron a su padre, ellos se fueron a otro país y nunca más volvió a saber de ella, se dirigió al jardín y allí encontró ese árbol.
Subió en el –hace mucho no subió hasta allá- lo único que temía era que no resistiera su peso actual y pudiera caer y que nadie la escuchara.
Vio su muñeca y algunos dibujos que ella y su amiga habían hecho y los habían usado como «decoración», recordó muchas cosas de esa casa, como su amiga y ella habían besado al primer chico ahí y cuando una vez sus padres los habían dormir ahí, del miedo que tuvieron, les toco entrarse en la casa de ella y nunca más volvieron a intentar dormir ahí.
Vio su muñeca y algunos dibujos que ella y su amiga habían hecho y los habían usado como «decoración», recordó muchas cosas de esa casa, como su amiga y ella habían besado al primer chico ahí y cuando una vez sus padres los habían dormir ahí, del miedo que tuvieron, les toco entrarse en la casa de ella y nunca más volvieron a intentar dormir ahí.
Recordó que esa casita tenía un balconcito, salió ahí y logro ver el cuarto bacio de su amiga,dio otro paso, mientras, bajo sus pies pudo sentir como la madera crujía.
Lo escribi YO
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