No Toda Publicidad Vale
La regulación que prepara la Comisión Europea para los fabricantes de coches ha reanimado el debate sobre cuestiones de ética en la publicidad. Según la normativa, al menos una quinta parte de cada anuncio tendrá que dedicarse a decir qué cantidad de CO2 emite cada modelo.
Los anunciantes de muchos productos se quejan de que a la publicidad se le atribuye la obesidad infantil, la contaminación y todo tipo de males. Argumentan que no es labor suya educar, sino informar al consumidor y vender su producto. Su profesión pierde chispa por la represión de fuera y la autocensura a la que ellos mismos se someten, dicen.Â
Por otro lado, denuncian una cierta hipocresÃa en el sistema al tener que asumir por ley las advertencias de que su producto es nocivo, en lugar de que las autoridades prohÃban de antemano el consumo de ese producto. Por ejemplo, resulta contradictorio que esté permitido fabricar coches capaces de levantar 250 kilómetros por hora cuando está prohibido circular a más de 120.Â
Por otro lado, ¿imaginan un mundo con tantas prohibiciones? Pensemos en todo lo que tiene potencial de convertirse en nocivo…Â
No habrÃa utensilios para la cocina, sólo comerÃamos productos de huerto, no llevarÃamos nada de ropa fabricada a partir de plásticos que contaminan, no limpiarÃamos el suelo ni la casa por la toxicidad de los productos, no podrÃamos ir en carretera a más de 50 kilómetros por hora, estarÃan prohibidos los aviones y no estarÃa a la venta un gran porcentaje de los medicamentos que tomamos para paliar malestares comunes.Â
Cabe resaltar dos factores que determinan la nocividad de las cosas: la toxicidad en sà del producto (nunca nadie ha anunciado las ventajas de beber aguarrás o de darle un trago al bote de lejÃa, aunque es normal que los padres pongan las botellas lejos del alcance de sus hijos) y la dosis. La lechuga no es mala, pero si comiéramos cuatro kilos o bebiéramos dos litros de leche, o de Coca Cola cada dÃa, nos asustarÃan los resultados. La dosis sà guarda relación con nuestros patrones de consumo, influidos por la publicidad.Â
Además de informar sobre las cualidades de un producto, la publicidad aprovecha los factores psicológicos para influir en el comportamiento del consumidor. Los anunciantes de comida rápida han sabido explotar muy bien las configuraciones familiares modernas en las ciudades, donde los niños pasan mucho tiempo solos y cuentan con el dinero para comprar sus productos. Los productores de coches han hecho del medioambiente su estandarte y presionan para que, además del coche que ya tiene, la gente compre uno nuevo que contamine menos, como si la extracción de los materiales para la fabricación de un coche no contaminara. También es verdad que nadie obliga a las personas a comprar un coche “ecológicoâ€, pero también que los contenidos de publicidad se analizan muy poco.
Hay productos que se venden como “beneficiosos†para la salud cuando no lo son o incluso son nocivos. En una clase de biologÃa en la secundaria te enseñan que es malo el exceso de vitaminas. Sin embargo, algunas farmacias venden suplementos vitamÃnicos con el 400% del valor nutricional diario. Es decir, que si sigues su recomendación de tomar una pastilla diariamente, estarás consumiendo cuatro veces la cantidad de esa vitamina, más lo que encuentres de ella en los alimentos diarios.Â
Este tipo de cuestiones éticas despiertan inquietudes. CabrÃa preguntar, por ejemplo, si vale utilizar imágenes que le restan dignidad a una persona para despertar sentimientos de culpa en otra persona y sacarle dinero.
Para esclarecer la función de la publicidad en la sociedad actual, se podrÃa comenzar por definir ‘publicidad’, que equivale a ‘propaganda’ (aunque este último término se asocia a doctrinas polÃticas): dar a conocer algo para atraer a posibles compradores, espectadores o usuarios.
Entonces, la primera condición serÃa que el posible consumidor obtuviera de la publicidad los suficientes elementos para conocer el producto anunciado para consumirlo o rechazarlo a partir de ese conocimiento.
No queremos que la publicidad sustituya a nuestros padres de familia y a nuestros profesores en la enseñanza de valores. Simplemente pedimos suficiente información para que podamos consumir con libertad, con responsabilidad y, sobre todo, con coherencia.
Carlos A. Miguélez Monroy
PeriodistaÂ
ccs@solidarios.org.es
El Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), es un servicio de sensibilización social de la ONG Solidarios, con el objetivo de informar y sensibilizar a la sociedad y a los profesionales de la comunicación en temas de solidaridad, justicia social, por una cultura de paz, en defensa de los derechos humanos, con especial énfasis en la lucha contra la pobreza, la exclusión y la protección del medio ambiente.
El CCS parte de la necesidad fundamental de integrar la información al desarrollo y la comunicación como elemento de cooperación. A través de sus analistas realiza artÃculos en formato profesional de alta calidad periodÃstica adaptada a los espacios de los medios de comunicación y los difunde por sus redes internacionales.
En la página web del CCS (www.solidarios.org.es) se pueden encontrar todos los artÃculos, elaborados hasta la fecha, clasificados por áreas temáticas.
Resumen del DvD 2 del Huerto Familiar Ecológico. Se puede conseguir de regalo este doble DvD en vivelahuerta.org
Video Rating: 0 / 5
Encuentra mas articulos de Huerto Ecologico