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Home » huertos familiares » como se cosecha un buen huerto?

como se cosecha un buen huerto?

By info  Posted on 5 junio 2013 In huertos familiares Tagged BUEN, Como, Cosecha, Huerto 2 Comments
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que se utiliza paraque no se pudra ¡n los vegetales

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2 thoughts on “como se cosecha un buen huerto?”

  1. Rebecca(felices fiestas!) dice:
    5 junio 2013 a las 17:31

    hoola
    En casa hicimos un huerto ecológico…te envio la información que recaudamos antes de construirlo..
    Factores a tener en cuenta

    La tierra (el espacio).

    Con una parcela mínima de unos 30 o 40 metros cuadrados podemos obtener una elevada producción de las hortalizas y verduras más utilizadas en la dieta cotidiana. Quien no disponga de tal espacio puede participar en algún grupo de huertos ciudadanos -o crearlo- y quien disponga de una terraza en su casa puede cultivar en ella una gran variedad de hortalizas: algunas lechugas, rabanitos, tomates, acelgas o calabacines, además de numerosas plantas aromáticas, medicinales o condimentarias.

    Cuando se dispone de una parcela de tierra, lo ideal es su distribución en bancales tipo bancal profundo. Las dimensiones en longitud pueden ser muy variadas, pero en cuanto a la anchura conviene que estén entre los 120 y los 150 cm, lo que permite el acceso a través de los pasillos, por los lados del bancal, sin pisar nunca la tierra, acción que la apelmazaría y reduciría su actividad biológica.

    Cuando sólo disponemos de un balcón o una amplia terraza, conviene proveerse de maceteros de grandes dimensiones y una cierta profundidad, la suficiente para que las raíces se desarrollen sin problemas. Los maceteros se llenarán de tierra fértil con grandes proporciones de compost (podemos usar el compost orgánico doméstico).

    Luz y orientación

    Interesa que la parcela, balcón o terraza esté orientada al sur o, por lo menos, que reciba varias horas al día de luz solar, ya que las plantas necesitan sus radiaciones para realizar correctamente la fotosíntesis, de la que depende su desarrollo y el contenido de nutrientes y vitaminas que aprovecharemos al consumirlas.

    Si la parcela o terraza no recibe sol directo pero hay una pared cercana que refleje su radiación, puede ser suficiente -convendría pintar la pared de blanco para sacarle el máximo provecho-. Hay plantas que requieren mucha luz y mucho calor, como las solanáceas (tomates, pimientos, berenjenas) o las cucurbitáceas (melones, pepinos, calabacines, etc.), mientras que otras, como escarolas, acelgas, coles o espinacas, se desarrollan bien con menos luz y calor.

    Agua

    El riego preocupa a muchos horticultores que ven como sus cultivos sufren y crecen mal por exceso de riego o por falta de agua. El exceso crea problemas de podredumbres y hongos parásitos y las carencias hídricas suponen una merma en el desarrollo vegetal y torna las plantas duras y con tendencia a espigarse o montar en flor.
    La experiencia nos lleva a aconsejar un sistema de riego localizado (tubos de goteo con los goteros intercalados cada 30 o 40 cm o mangueras de exudación) y un sencillo programador de riego (de venta en tiendas de jardinería) que nos permite conectar el sistema a un grifo y que las plantas se rieguen quince minutos cada día o media hora cada dos días. Este sistema tiene la ventaja adicional de que nos permite ausentarnos durante largos períodos sin que por ello sucumban nuestros cultivos por falta de riego.

    Plantas cultivables y semillas y semilleros

    La gran diversidad de plantas que puede albergar un huerto familiar -aunque sea de reducidas dimensiones- implica disponer de planteles o de semillas adecuadas. Aunque siempre puede empezarse por semillas comerciales estándar, lo más interesante es procurarse semillas con certificación de producción ecológica, que, por suerte, ya empiezan a estar disponibles en nuestro país. También podemos recurrir a los contactos con agricultores ecológicos y al intercambio de semillas que promueven algunas asociaciones o grupos de agricultura ecológica.

    Podemos realizar semilleros domésticos en pequeños recipientes reciclados -botes de yogur, cajas de envases desechables, etc.- y mantenerlos en el alféizar de la ventana de alguna habitación que le dé el sol y esté caldeada.

    El trasplante es una operación delicada pero fácil de realizar, en la que lo más importante es dañar lo menos posible las raíces y que no falte el riego hasta su nuevo enraizamiento en el huerto o en el macetero.

    En ocasiones podemos recurrir a las plantitas que venden los viveristas, aunque, a menudo, tanto la procedencia de las semillas como el uso de abonos químicos y plaguicidas las desvitaliza y es fácil que nos den problemas.

    Nutrir las plantas

    En agricultura ecológica se da más importancia a nutrir la tierra que a alimentar las plantas cultivadas. Las plantas no disponen de un sistema digestivo como estómago o intestinos y tal función se realiza en el suelo donde crecen mediante la fabulosa labor de las bacterias, los hongos, las lombrices y el resto de microorganismos que habitan en cada gramo de tierra. Naturalmente, todos estos organismos vivos precisan ser alimentados y de ello se encarga el compost y toda la materia orgánica en descomposición presente en la tierra.

    Por ello deberemos incorporar con regularidad materia orgánica previamente descompuesta (compost, estiércol, restos orgánicos, etc.). Aunque podemos conseguir compost y abonos orgánicos en el comercio, resulta muy interesante su elaboración a partir de los restos orgánicos domésticos; para ello podemos fabricarnos un sencillo compostero o adquirir alguno de los comercializados para tales fines.

    Las necesidades de abonado varían de una planta a otra y tenemos plantas, como las patatas, los tomates o las alcachofas, que requieren grandes cantidades de materia orgánica a medio descomponer, y, en el otro extremo, tenemos las zanahorias o las judías, que sólo toleran la materia orgánica muy descompuesta -compost muy fermentado-. Con una buena rotación de cultivos en los bancales o los maceteros conseguiremos aprovechar al máximo la materia orgánica aportada, ya que, por ejemplo, tras el cultivo de tomates, que hemos abonado con gran cantidad de compost (de 4 a 10 Kg por m2), podemos cultivar lechugas sin añadir más compost y, al cosechar las lechugas, podemos sembrar zanahorias o guisantes (cualquier leguminosa), que aprovecharán al máximo los remanentes de materia orgánica. Cuando cosechemos, podemos añadir de nuevo compost y empezar el nuevo ciclo con otras plantas exigentes: calabacines, pimientos, berenjenas, etc.

    Diseño y la planificación del huerto ecológico

    Diseñar el huerto es lo primero que debemos plantearnos, pues conviene realizar una buena distribución de los espacios disponibles a fin de aprovecharlos al máximo y conseguir los mejores resultados con el mínimo esfuerzo.

    Tan importante como el correcto diseño es el planificar los cultivos que deseamos realizar en el huerto; para ello será necesario que reflexionemos a fondo sobre nuestros gustos culinarios y las necesidades de consumo cotidiano. No tiene mucho sentido plantar veinte coles porque nos regalaron las plantitas si no solemos comer col más que ocasionalmente. En cambio, si todos los días comemos ensalada de lechuga, convendrá ir sembrando y plantando con regularidad -cada quince días o una vez al mes plantaremos unas quince o veinte lechugas-; con ello tendremos un cultivo escalonado a lo largo de los meses y nunca faltarán en la mesa. Con tres o cuatro matas de calabacín bastará para el consumo familiar, con más de diez matas nos veremos obligados a regalar kilos y kilos de calabacines.

    También hay cultivos complicados, como el de los melones o las sandías, que vale la pena dejar para cuando tengamos más experiencia o sólo si realmente nos sobra sitio, pues ocupan mucho espacio para los tres o cuatro melones que puede dar cada mata.

    Una buena planificación requiere conocer los ciclos de cultivo de cada planta o variedad y saber más o menos el tiempo que ocupará el terreno, ya que éste varía desde un mes, desde la siembra a la cosecha, en los humildes rabanitos, a los tres a cinco meses -incluso más- que ocupan el bancal unas zanahorias. Sin olvidarnos de que, para mantener la salud y fertilidad de nuestro huerto, sería interesante respetar las rotaciones de cultivos y no repetir en una determinada parcela una misma familia de plantas varios años seguidos, pues se especializan ciertos parásitos que a la larga podrían causar serios problemas; lo ideal es respetar rotaciones de cuatro años, como mínimo.

    Las herramientas

    En realidad, una vez realizados los bancales o dispuestos los maceteros, se requieren pocas herramientas para las labores y el mantenimiento del huerto -alguna azadilla o legón, paletas trasplantadoras, un escardador, un rastrillo y poco más-, ya que la tierra permanece siempre mullida, al no ser pisada, y muchas labores las podemos realizar simplemente con las manos, lo que nos permite un mayor contacto con la naturaleza y la vida.

    Los problemas eventuales.

    Si existe un tópico que perdura en el tiempo y generalmente no se corresponde con la realidad, es que el cultivo ecológico tiene tantos problemas que no es posible llevarlo a cabo y sólo se consiguen cosechas mediocres, alegando que, si todos los agricultores se pasasen a la agricultura ecológica, no se producirían suficientes alimentos y se incrementaría el hambre en el mundo. Recientes estudios estadísticos, llevados a cabo mediante seguimiento de fincas durante diez años, han demostrado que se están consiguiendo mayores producciones por hectárea en las fincas de cultivo ecológico que en las convencionales de cultivo químico.

    En cuanto a plagas y parásitos, la experiencia nos demuestra que las plantas cultivadas de forma sana y respetando sus ciclos biológicos y ecológicos (e incluso cosmológicos) mantienen a raya a la mayoría de parásitos y enfermedades actuando de insecticidas naturales, siendo escasas las ocasiones en que hay que acudir en su ayuda y, además, para esas ocasiones, los agricultores ecológicos disponen de numerosas plantas medicinales reforzadoras de las plantas cultivadas, repelentes de parásitos o directamente con propiedades insecticidas naturales.

    En casos graves también podemos recurrir a los insecticidas naturales a base de extractos de plantas o minerales, carentes de toxicidad para los consumidores de los cultivos tratados.

    Respecto a las malas hierbas, la práctica del acolchado orgánico con paja o restos vegetales reduce considerablemente su presencia, aparte de proteger el suelo y las bacterias de la radiación solar perjudicial, y ayuda a minimizar la evaporación del agua, reduciendo las necesidades de riego.

    Tiempo y experiencia.

    Lo más importante de todo son las ganas y el desarrollo de la suficiente capacidad de observación y sensibilidad que permitan ir realizando las labores precisas en el momento adecuado; en este sentido, queda claro que la experiencia hace maestros y que nadie nace sabiendo, sino que, día a día, con la práctica vamos aprendiendo. Y si al principio no nos satisfacen los resultados, no hay que desanimarse, con el tiempo obtendremos plantas y cosechas realmente espectaculares. La naturaleza es muy agradecida y, si somos capaces de observarla con cariño y atención, fluyendo con ella en vez de ir en su contra o intentar forzarla en exceso, los resultados son siempre gratificantes.

    un saludo y suerte!!

  2. nuria f dice:
    5 junio 2013 a las 17:46

    Selección del terreno

    Para el terreno se debe tener en cuenta lo siguiente, preferiblemente se debe ubicar un espacio cualquiera, puede ser un patio, un balcon una ventana en fin… debe ser cercado con elementos que se encuentren fácilmente disponibles en la región, tales como plásticos mayas, y maderas etc.

    Germinadores.

    Los germinadores se pueden construir con madera que en muchos casos se consigue en botadas en los mercados en forma de guacales. Los guacales generalmente son una buena fuente de madera para poder construirlos (en Colombia se le llama guacal a una caja hecha en madera rustica para transportar verduras), los germinadores por lo general son recipientes rectangulares, sin embargo cualquier recipiente como ollas, o baldes en des uso pueden cumplir esta misión.

    Las semillas.

    Las semillas se pueden obtener de dos formas, la primera es comprándolas en el mercado, por lo general estas han sido tratadas con funguicidas y preservantes por lo cual se debe tener mucho cuidado al manipularlas ya que estos insumos son tóxicos para la salud. Otra forma de adquirirlas es directamente de las frutas y verduras, antes de cocinarlas se pueden extraer semillas de los tomates, pepinos, frijoles, habichuelas, arvejas, habas, uchuvas, y por lo general todas aquellas cuyo fruto se en drupa o bayas.
    Una ves pasada la primera cosecha siempre es bueno dejar un remanente de plantas sin cosechar para poder aprovechar las semillas como es el caso del cilantro, lechuga, rábanos entre otros.

    El agua

    Para conseguir este fundamental recurso es necesario tener un recipiente lo suficientemente grande para almacenar la mayor cantidad de agua posible, en caso de no ser posible conseguir un tanque reservorio será necesario disponer otros recipientes de menor tamaño. Sin embargo este es uno de los elementos que seria necesario comprar, cabe anotar que no es necesario comprarlo totalmente nuevo, por lo general se pueden conseguir tanques usados en buen estado.

    La tierra.

    En cuanto a la tierra hay que ver con cuanta se dispone y la calidad. En algunos casos hay que realizar con 7 semanas a la siembra el proceso de producción de suelo mediante el método del compost o mediante el método de mulcheadura de cobertura.
    Para tener la cantidad de suelo necesario en la huerta.

    Conseguidos estos elementos se darán paso a la elaboración del modelo.

    En la mayoría de los casos no se cuenta con la cantidad y calidad del suelo requerido, por lo tanto la huerta se inicia con dos procedimientos simultáneos.

    Se puede realizar el método de Mulcheadura de cobertura y allí mismo sembrar especies cuyo desarrollo sea de la tierra hacia fuera por ejemplo. Arveja, cilantro, lechuga espinacas, cebolla larga, tomate uchuvas etc. Esto permite tener la huerta instantánea.

    Y simultáneamente se puede ir haciendo las pilas de compostaje para tener el abono que se utilizara durante el desarrollo de los cultivos.

    En el caso de las raíces como la Papa, zanahoria, rábanos, remolacha, se hace necesario esperar a que el suelo este totalmente producido para que las raíces se puedan desarrollar adecuadamente.

    Mantenimiento de la huerta.

    Existen actividades que se deben realizar diariamente, entre ellas esta la inspección visual en ella se revisa que el suelo este húmedo pero no encharcado, también se revisa el estado fitosanitario de las plantas. Se debe tener en cuenta que no haya ataque de insectos u otros animales y que las planta no presenten alteraciones, algunas veces es necesario desyerbar para evitar que otra plantas compitan con el cultivo por nutrientes, y al momento de la cosecha se recomienda dejar al menos el 30 % de las plantas mas vigorosas para poder extraer semillas. De esta forma se aseguran buena semillas para la próxima siembra.

    —

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